La cineasta francesa Marie Losier, acabó “The ballad of Genesis and Lady Jaye” (2011) hace diez años. Un fascinante documental sobre Genesis P-Orridge, artista y compositora fallecida en marzo de 2020 víctima de leucemia. El documental cuenta de refilón su importancia dentro de la música industrial como fundadora y cerebro de Throbbing Gristle y Psychic TV, centrándose sobre todo en la relación entre Genesis y Lady Jaye y la entrega de ambas a la “pandroginia”, concepto creado por Genesis que se tradujo en mimetizarse, literalmente y mediante cirugía, en el físico de su amada: transformarse en ella, una misma identidad en dos cuerpos diferentes.
Fue la impactante última gran creación de Genesis, no musical, antes de su muerte. Mucho antes de esta extraña y conmovedora historia de amor, la artista nacida en Mánchester ya había coqueteado con lo marginal y lo polémico cuando fue investigada por su afición al ocultismo y por su obsesión hacia satán, que se materializó en la creación a inicios de la década de los ochenta de Thee Temple Ov Psychic Youth, una mezcla entre colectivo interesado por destapar el subconsciente de sus «adeptos» y secta organizadora de performances con aspecto de ritual satánico que provocó que hasta Scotland Yard observara de lejos la actividad de la organización con el ceño fruncido. Su creación musical es inabarcable, se han llegado a contabilizar más de 200 obras firmadas por ella o por algunos de sus «alter ego». Con Throbbing Gristle compuso a finales de los setenta un álbum ideal como carta de presentación de Genesis al iniciado en su arte: «20 Jazz Funk Greats»: un combo de nombre confuso en 11 pistas de experimentación fantasmal y krautrock marciano.
En el milenio actual resucitó la idea de Psychic TV con nuevos miembros a los que pasó a llamar PTV3 y, hasta el pasado 2017, dio conciertos por Europa y Estados Unidos y expuso su obra gráfica en museos de prestigio, pero la leucemia abrasaba poco a poco su cuerpo, lo que obligó a la cancelación de directos y a frenar su actividad hasta su triste y previsible muerte el 14 de marzo de 2020. Poco podía hacer ya por Genesis P-Orridge la campaña de crowfunding que iniciaron sus fans para ayudarla económicamente con el tratamiento médico. El cáncer pudo con el icono de la contracultura que convirtió su cuerpo en una obra de arte en constante transformación y planteó una obra musical única en su rareza reverenciada por músicos posteriores.