No siempre se tiene la oportunidad de ver en directo a uno de los mejores cantautores norteamericanos de los últimos tiempos. James Taylor apareció el pasado 19 de septiembre sobre el escenario del Auditorio Nacional entre el entusiasmo materializado en ovaciones del público. Con más de cincuenta años de historia musical a sus espaldas, estuvo acompañado de His All -Star Band en un escenario sencillo y austero. En estos casos, cuando manda la leyenda no son precisas más florituras.
Arrancó el concierto con «Something in the Way She Moves» y el Auditorio quedó atrapado por la voz de Taylor. Sucedieron temas como «Walking Man», «Sweet Baby James» o «Your Smiling faces«. Entre canción y canción, James intervenía brevemente para dar algún dato sobre el tema en concreto o contarnos el momento vivido cuando lo escribió. James Taylor es uno de los representantes del pop-folk norteamericano y coetáneo a otras glorias legendarias del género como John Denver o Cat Stevens. Durante la actuación, recordó su encuentro con Paul McCartney en 1968 y cantó el tema que interpretó en la audición para el sello de Apple Records que se editaría en su primer disco en solitario. Hombre de mil batallas, pasó una juventud difícil entre depresiones y adicción a las drogas, principalmente a la heroína, que lo llevó a ingresar en psiquiátricos y sanatorios. Afortunadamente, de ahí salió a los pocos años con ímpetu creador y, en cierta forma, esta experiencia vital colaboró a que una vez recuperado empezara a tocar la guitarra y componer canciones. Anécdotas de quien es historia viviente y ha pasado por un sinfín de circunstancias y geografías.
El sonido surgía suave y delicado desde las guitarras de James. Guitarras que cambiaba en función de las texturas de cada una de las interpretaciones. La acústica del Auditorio fue perfecta para poder disfrutar del repaso a su trayectoria musical en la que abunda el toque folk propio de alguien que creció en Carolina del Norte pero que también hace incursiones en el blues, en el rock y en el pop, pero sobre todo ha brillado como cantautor y como hombre de guitarra y dulce voz. Tras un descanso de veinte minutos James y su banda volvieron al escenario para en una segunda parte y seguir con sus bellas composiciones y sus hits más reconocidos como la bonita «Carolina In my mind», «How Sweet It is (To Be Loved By You)», «You’ve Got a Friend» y «Mexico», para ir cerrando las dos horas de recital donde entre el público, James y su banda se consiguió crear un clima cercano a la serenidad y a la belleza, y donde la voz unida a la música, como diría un cursi, «te llegaba al alma».
Texto y Fotos Mar Navarro©