Así comenzó el concierto de Florence + The Machine el sábado 9 de julio en el Mad Cool. Con puntualidad inglesa o la obligatoria para los artistas que tienen minutos contados de actuación, dentro de una agenda en un festival de afluencia masiva de público y grupos. Descalza y con un vestido propio de las hechiceras o hadas de las leyendas artúricas, Florence apareció en el escenario envuelta en una ligera niebla. Alzó los brazos al cielo y ahí, los fans y el resto del público, iniciaron el viaje de «Dance Fever», la última publicación de la banda británica liderada por Florence Welch.
The Machine acompañó magistralmente a la cantante en todos los temas elegidos para la ocasión. Sin ellos, sería imposible que Florence deslumbrara tanto en cada canción. Hay que destacar, que si hubo algún elemento musical que tomara protagonismo más allá de Florence, fue el arpa. Como no podía ser de otra manera, el quinto álbum de la artista londinense predominó el setlist de la noche: «Heaven is Here», «King, My Love», «Free, Cassandra», «Choreomania», «Dream Girl Evil» pero tampoco pudieron faltar temas como «Dog days is over» en el que los asistentes lo dieron todo. Florence recorrió el escenario de punta a punta, literal, kilómetros…, revoloteando cual hada o animal fantástico dentro de un bosque mientras jugaba con un público que participó en sus peticiones: bajar, subir, cantar bajo, y el momento full-love en el que pidió a los presentes que demostraran su amor cerca de ella.
Artista entregada al público y público entregado a ella, bajó en dos ocasiones al pasillo central de la pista donde para deleite de los aficionados más cercanos, cantó abrazada a ellos dejándose querer.
Comunicativa y expresiva, interpretó «Never Let me go» con un breve discurso previo en el que explicó los motivos por los que rescataba la canción. Según Florence, la escribió hace diez años cuando pasaba por un época en la que estaba muy triste y bebía mucho. Hoy retoma la canción en los directos, según explicó, a petición de sus fans. Entre canción y canción se proyectó la imagen de una enorme luna llena que también presidió la despedida inicial de la artista, que dio las gracias a los presentes y les hizo sentir que el show sería imposible sin ellos.
Afortunadamente, las palmadas y los vítores hicieron posible una vuelta al escenario para poder disfrutar de unos minutos extra del hada Morgana, allí presente en el Mad Cool tomando el cuerpo de Florence con todas sus habilidades: volar, la cura de los males o sanación de los asistentes, además del cambio de formas. Todo ello, antes de volver a Avalón. Larga vida a Florence.
Texto y Fotos: Mar Navarro © @brainwashed_fanzine