Esta primera edición de Cala Mijas, organizado por Last Tour creadores del BBK entre otros grandes eventos musicales, no ha dejado indiferente a los asistentes. Cartel muy guiado como festival internacional; público muy variado, con muchos guiños british pero sin descuidar la afluencia nacional.
En este caso el festival de Málaga ha apostado a caballo ganador, y en su cartel combinaron rock, pop y electrónica (el escenario de La Caleta tuvo 100% electrónica) con resultado más que notable. Reseñable también, que desde el punto de vista de la organización, nos ha parecido que se ha llevado a cabo un buen trabajo, una planificación precisa y que los medios (tanto humanos como espacios para el público) han sido más que suficientes como para que el evento tuviera lugar. Sin duda Cala Mijas puede postularse, si quiere, a estar en el pódium dentro de los rankings de eventos festivaleros veraniegos de gran afluencia.
Para desgracia de esta redacción, no pudimos acudir el jueves al festival y nos perdimos como
Arctic Monkeys se hicieron con el protagonismo de la jornada. No queremos dejar de hacer referencia a otros del cartel como nuestros Venturi con su Darveider en la zona de La Caleta. Al llegar a La Cala de Mijas el viernes, nos hicimos con las pulseras en un espacio habilitado a unos cuantos metros antes de la entrada oficial del festival. Desde el primer momento tuvimos rápida posibilidad a la recarga en el «cashless». Buena gestión del negocio y recargas rápidas de la pulsera en nuestro caso. No nos podemos imaginar los miles de kilolitros de cerveza que se pudieron llegar a vender y consumir en el festival (relacionando cosas, un abrazo gigante a la patrulla de limpieza de los baños que allí lo dieron todo). Un diez para los responsables de la decoración y arte del recinto. Esta acertada elección de elementos jugó un papel importante en nuestras retinas. Será cosa nuestra, pero desde que pusimos el pie en la cuesta de arena y cruzamos el arcoíris de acceso, nos llevó a recordar imágenes de películas y caminos de baldosas amarillas. Todos alegres y contentos dando saltitos para llegar hasta Oz. Hay que alabar el buen gusto en los carteles indicativos y decorativos, los tonos y combinación de colores fueron muy acertados. La disposición de la luz y las cadenas de bombillas repartidas por todo el recinto convirtieron el emplazamiento en una inmensa terraza «cuqui» veraniega bajo la luz de la luna.
En la jornada del viernes acudimos con el horario en la mano y mentalmente calculamos las distancias entre Sunrise, Renault, Victoria y La Caleta, los escenarios donde íbamos a disfrutar de conciertos. En pocos minutos podías desplazarte de uno a otro. La tarde comenzó con cantidad de grupos, destacamos a María Arnal I Barcel Bagés que siguieron en su línea de compaginar con talento y suavidad la electrónica con la fragilidad de las guitarras. Cuando comenzó a anochecer se abrió la hora para Nick Cave & The Bad Seeds. Comenzaron muy potentes y Nick desprendió energía a raudales, pero no sabemos en qué punto ocurrió, pero esa fuerza fue decreciendo y el último tercio de concierto pasó a menos rotunda. De ahí, nos dejamos llevar hasta el escenario de Kraftwerk con las gafas 3D que repartieron entre los asistentes (imagen de arriba). Altamente recomendable verlos en su pretérita puesta en escena para conocer y ponerse en lugar del público primario de la electrónica; aunque para esta puesta en escena tiraron más del proyecto Kraftwerk-3D que empezaron allá por 2012. Tocaron todos sus éxitos dándole duro al vocoder y sintetizadores de voz. Intentamos llegar corriendo para disfrutar de la cumbia más macarra con Bomba Estéreo que cerraron su actuación a ritmo de “Fuego”. Tras ello, llegó la hora The Chemical Brothers, y para nuestra opinión, compitieron junto con Nick Cave la titularidad el viernes. The Chemical no nos defraudaron y confirmaron que siguen completamente en forma después de tantos años. La unión de enormes proyecciones y canciones, convirtieron el momento en un auténtico show, en el que incluso nos llovieron millones de papelitos blancos en un momento clave (habéis podido ver algún video colgado en el Instagram de @Isalivemagazn). Temazos como «Hey Boy, Hey Girl», «Galvanize» o el mismo «Go» hicieron de banda sonora a la macrofiesta allí liada. Larga vida a Tom y Ed. Para bajar pulsaciones nos pasamos un rato por Hot Chip que sonaron elegantes y claros mientras al otro lado el recinto se podía ver a El Columpio Asesino haciendo «bailar toda la noche» al personal. La zona del escenario de La Caleta fue como adentrarse en otra dimensión radiante, a última hora estuvieron Jennifer Cardini y cerrando estuvo John Talabot que, según nos comentaron, estuvo exquisito.
Llegamos al sábado y última jornada del festival. Para empezar la tarde, se citaron en los escenarios parte de la representación andaluza del momento liderada por Soleá Morente, Fuel Fandango y los locales, La Trinidad. Expectantes, llegamos a ver cómo salía el huracán N. Peluso al empezar el anochecer, hubo dos
partes muy diferenciadas en el concierto. La primera de ella estuvo regida por ritmos bachateados concluyendo esta primera con “Ateo”, el tema con el que colabora con C.Tangana. Pasó a un segundo bloque con menos sonido de sala de baile dominguera donde Nathy viró a contenido Bzrp vol.36 siguiendo a otros ritmos incluyendo en la lista su versión de “Vivir así es morir de amor”. En general, la artista llena escenario y cada vez se acerca más al perfil escénico de nuestras grandes folclóricas -desde el punto de vista positivo, por supuesto- porque vive lo que canta y se entrega a ello con intensidad volcánica.
He aquí donde llegó un punto de inflexión, ¿León Benavente (en la imagen) o James Blake? ¿cómo nos dividimos? Público español con León Benavente y resto con James. En todas los directos que hemos visto de León Benavente en estos últimos años, este sin duda ha sido uno de los más potentes que recordamos. Desde que salieron al escenario, generaron un clima de unilateralidad, y esa rabia que sale de la voz de Abraham hicieron que nos entregásemos en cuerpo y alma a su rugido. Corre que te corre llegamos a James Blake para verle imperturbable en su piano, un remanso sonoro de paz. Pena no poder gestionar el tema del desdoble del cuerpo para estar en varios sitios a la vez. Llegó la hora en que gritábamos “Liam la lía” porque ya echábamos de menos a Liam Gallagher (foto de abajo) o a Oasis más bien…Liam salió recién llegado de Londres y no le dio tiempo ni a quitarse el anorak que imaginamos que, con la temperatura malagueña, probablemente acabó encharcado en sudor. Sabiéndose un divo, Liam se tapó con la capucha y a golpe de pandereta, cantó muchos hits de Oasis (es lo que tiene ser creador de himnos generacionales) y también alguna canción propia. Uno cuando va a verlo sabe a lo que va, y Liam borda su papel de hooligan de Manchester que, a todos en cierta forma, nos gusta. –So, what`s the matter with you? – Para nosotros es una referencia de nuestra adolescencia.
Y otra vez corre que te corre, Love of Lesbian o Caribou, ¿otra separación de público según lengua materna? Pues mira, un poquito de los dos. Ambos estuvieron bien, quizá Santi Balmes y equipo tampoco es que se salieran de su guion, así que sin novedad y Caribou quizá era más necesario tras Liam. Llegando al final de la noche, llegó la actuación de Röyksopp. Para nosotros, Röyksopp y Liam fueron los protagonistas de la jornada. Desde el primer momento envolvieron al recinto. La puesta en escena estuvo genialmente coordinada y nos dejaron con muy buen sabor de boca. En conclusión, los responsables del Cala Mijas pueden estar orgullosos de esta primera edición del festival y, si sigue la misma línea en el siguiente, probablemente se convierta en un referente de los festivales nacionales si no lo es ya: bandas emblemáticas en sus estilos en un emplazamiento creado para el buen rollo y un disfrute que se manifestó a raudales entre los asistentes. Mejor plan imposible.
Texto y Fotos: Mar Navarro© menos foto de León Benavente perteneciente a las RRSS del Cala Mijas