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Sábado, Jarvis Cocker como preámbulo al after y el cameo de la lluvia monzónica

«A la tercera va la vencida», rezaba el lema del Tomavistas de este año tras la pausa pandémica de 2020 y 2021. El sábado, última tarde noche del festival, esa máxima corrió peligro debido al chaparrón que cayó en la zona pasadas las ocho de la tarde, lo que obligó a los asistentes a buscar refugio bajo los árboles y los techos del parking habilitado para el evento musical. Parte del publicó se colocó encima uno de esos chubasqueros desechables de plástico color blanco que, sumado al gris metálico en el que se tiñó de repente el día, ofreció durante varios minutos imágenes de TV movie de temática «apocalipsis zombie» como las que emiten en La Sexta los fines de semana por la tarde.
Por fortuna, todo volvió a la normalidad pasada hora y pico aunque se suspendiera el directo sobre el escenario de Kings of Convenience, que tuvieron el detalle de regalar en la zona del foso, y pegados casi a sus seguidores, un set acústico compuesto por guitarra, violín y contrabajo.

La Trinidad desde Málaga a primera hora de la tarde. Foto: Javier Rosa ©

Pero volvamos unas horas hacia atrás en el tiempo. El horno apretaba fuerte antes del aguacero sobre el escenario pequeño donde tocaban La Trinidad. El grupo malagueño se incorporó en el último momento al cartel del festival debido a la «caída» en el mismo de las argentinas Las Ligas Menores. En 2020 publicaron «Los edificios que se derrumban», un debut en tiempos pandémicos, que contaba con uno de los temas nacionales que más escuché ese año desde la playlist de isalive, «España Invertrebada» en el que los andaluces cantaban aquel cándido «Ni mierda en las tripas tienes ya. A ver si caes pronto en un desagüe; me cago en tu puta madre». Correctos, prometedores y, como suele ser habitual en la gente de Málaga, parecen más majos que las pesetas, o las abuelas del céntimo de euro para la Generación Z.
Tras ellos se pudo ver en el escenario central a The Marías, el grupo californiano de pop soul liderado por la puertorriqueña María Zardoya que vino con su primer disco titulado «Cinema» debajo del brazo. El año pasado sonaron bastante con su versión de (!!!) «Baby One More Time» de la Britney, que también interpretaron en el directo del Tomavistas. María presentó a su padre que observaba todo desde unos laterales del escenario y le invitó a decir unas palabras, «¡Soy de Madrid y del Madrid!», exclamó el simpático señor frente al micrófono.

María de The Marías y su encanto pop-soul. Foto: Javier Rosa ©

The Marías tienen un sonido encantador y seductor, aunque la hora a la que pudimos verlos y la cálida temperatura no acompañara. Después, los directos de Kokoshca y Camellos coincidieron en diferentes escenarios, pero ambos se vieron interrumpidos por la tormentaza que irrumpió en IFEMA poco antes de las nueve de la noche. Tras la tempestad meteorológica no vino la calma en lo musical, dado que sobre el escenario «del fondo» comenzaba a sonar el directo de los londinenses Shame. Un aquelarre de post punk airado, pogos improvisados por parte de los asistentes y un bajista, Josh Finerty se llama el pollo, que no paró de hacer cabriolas y volteretas sobre el escenario. Un conciertazo en el que a más de uno le vino a la cabeza la discografía de los Clash y Sex Pistols o, más recientemente, la de Libertines, Parquet Courts, Sleaford Mods o Idles. Era el directo que necesitábamos en aquel momento.

 Charlie Steen de Shame tirándose al público. Foto: José Martín S ©

Ahora … el temita Jarvis Cocker y su reinvención en crooner contemporáneo. Un poco más abajo podréis leer la opinión negativa, para contrarrestar un poco con la mía, de Eve AndtheApple sobre el concierto ofrecido en el festival del nuevo proyecto del que fuera líder de los inmensos Pulp de Sheffield, un grupo que publicó su debut hace casi cuarenta años y que cuenta en su discografía con auténticas joyas pop. Si no les concedemos la medalla de oro en ese género musical porque nos decantamos finalmente por Belle and Sebastian, justo sería colocar sobre sus testas inglesas la de plata.

 El crooner de Sheffield Jarvis Cocker en su nueva piel. Foto: Javier Rosa ©

Si Suede lo tenían más fácil el día anterior al tirar de grandes éxitos, el repertorio de Jarv Is… es más difícil y antipático para un festival de música, puesto que se trata de un proyecto ecléctico de «autor», en el que las letras de las canciones tienen gran peso específico y no poseen la estructura característica de verso-estribillo. En 2020, la banda publicó «Beyond The Pale» para el sello Rough Trade, en el que además de la instrumentación habitual de guitarra, bajo y batería, se apreciaban sonidos de arpa, teclados y violín. Un trabajo con el Cocker pedía ser incluido en la liga, o casi, de Leonard Cohen, Nick Cave o Scott Walker. El músico se mostró dicharachero y simpático sobre un escenario que contaba con un círculo gigante de leds que representaba ¿una luna?, que Jarvis traspasó diciendo de coña que si se atravesaba «se retrocedía en el tiempo» y él volvía a ser un Jarvis niño. Presentó los temas utilizando palabras en español escritas en un papel que sacó constantemente, canciones como «She’s a Lady», «House Music All Night Long», o «Big Julie» perteneciente a su disco en solitario de debut de 2006 titulado «Jarvis». Y al final, el esperado «Must I Evolve?» con un público respondiendo a las cuestiones personales que fórmula allí con los oportunos «Yes, yes, yes, yes» y «No, no, no, no».

Más de veinte mil asistentes pasaron por el Tomavistas edición 2022 durante los tres días que duró el evento según fuentes del propio festival. A la tercera, en efecto, fue la vencida a pesar de la nueva zona escogida para su celebración y algún problemilla técnico puntual relacionado con el sonido.

Texto: José Martín S

A continuación, nuestra amiga y compañera radiofónica, la promotora de conciertos Eve AndtheApple, nos cuenta su experiencia en la última jornada del Tomavistas y nos obsequia con las crónicas de los directos de Confidence Man, La Plata y la apoteosis fin de fiesta que se curraron los Jungle.

 Los australianos Confidence Man proponiendo coreografía. Foto: Adrián YR ©

Cómo expresar lo vivido en la última edición del Tomavistas …

Llegamos al Tomavistas dispuestos a sumergirnos en la zona de Madrid que llaman Mar de Cristal, sobre las ocho de la tarde, a la par que un nubarrón cargado de rayos y agua, que se encargó de refrescar el recinto y parar los conciertos durante un par de horas. Cosa que no nos importó porque nosotros llevábamos nuestra propia fiesta. Armados con un altavoz portátil, durante esas dos horas de silencio musical en los escenarios nos dedicamos a poner nuestros temazos para ir calentando motores hasta que aquello volviera a estar en marcha, esperamos pacientes, y sobre las diez volvieron a arrancar los conciertos.

Vemos de lejos a Shame, sonaban bien, pero muy bajo, no había presencia sonora, no necesitamos que nos sangren los oídos, pero sí, que esos increíbles equipos de line array hagan lo que mejor saben: dar un sonido limpio, potente, contundente… pues no era el caso, por lo que he podido leer por redes fue cosa del barrio, no sé si de la Comunidad, pero no del festival… una lástima que no sepa apreciar un evento cultural de esta magnitud, la verdad es que desconozco cuántos eventos musicales tienen que aguantar los que viven cerca del recinto en cuestión o de otros espacios así, pero creo que la música en directo es un sonido más soportable que las obras o el tráfico, que también son necesarias, pero estos eventos son imprescindibles para el alma, con lo cual no deberían criminalizarlos y ser tan estrictos, a mi parecer, y no solo eso, sino que son un enchufe directo de riqueza para la ciudad.


Pero volviendo al meollo de la cuestión, Shame desde lejos y con poca presencia sonora, parecieron hacerlo muy bien a pesar de las circunstancias, mientras en el escenario principal estaban ya esperando todos por Jarvis is…, que para mí y mi gente nos pareció un aburrimiento infernal, pido perdón, es opinión personal, aunque los valore como músicos, pero supongo que a día de hoy no conecto con lo que hace Jarvis, sin más.

A lo cual le siguió el concierto de La plata, con un público entregadísimo, que clamaba por más y a los que cortaron porque se pasaban de hora, supongo que por el mismo motivo que lo del sonido, tema de cumplir un horario para no molestar a los vecinos más de lo estipulado, entendible. De allí investigué las siguientes bandas, desconocidas para mí hasta el momento. Había que elegir con cuál subir nuestro estado de ánimo para prepararnos a lo que habíamos venido, a ver Jungle. Tocaban dos grupos, Le Boom, que pintaban bastante bien, hago la primera escucha, que me recordó a la esencia de Cristal Fighters, podía estar divertido…


Pero puse la otra opción a sonar, Confidence Man (en la imagen superior), un tema llamado «Holiday», (que ha pasado después de este concierto, a la lista de canciones para mis pinchadas) y algo en mi intuición me dijo que por ahí, y nos dirigimos hacia en primer escenario culebreando entre los asistentes hasta llegar hacia el centro frontal y comienza la escena, aparecen dos seres ataviados como viudas y colonizan la batería y los ‘sintes’, y comienza la magia, salen los dos frontshows preachers del momento, con una indumentaria que hacía grandísimo homenaje a David Byrne con aquel mítico directo de los Talking Heads en el documental, Stop making sense, y con una propuesta sencilla y visceral, arrancan en un montón de coreografías sin fin, cambios de vestuario y una bofetada de esperanza, brutales.

El espectacular fin de fiesta de Jungle para el Tomavistas 2022. Foto: Javier Rosa ©

Antes de terminar Confidence Man, nos encaminamos hacia el escenario principal, que está al lado, para conseguir una buena ubicación , apunta a que aquello ya está muy concurrido, y así era, cogimos de nuevo el eje central hasta encontrar un sitio donde pudiéramos bailar a gusto, con una presencia sonora contenida, pero más fuerte que en los anteriores, Jungle en acción, suenan los primeros acordes de «Keep moving» y se convierte en algo imparable, abriendo nuestras puertas hacia otro lugar mejor, uno donde todos éramos uno, sin máscaras, sin presión, solo amor en estado puro, un remanso de paz, que hilan perfectamente con «All of the time», perfectos, son un metrónomo, cada cosa en su sitio, magníficos continúan con «Talk about it», y el Mar de Cristal se abre como si el mismísimo Moisés nos guiara camino hacia la tierra prometida, y entra «The Heat» con todo su calor, cuerpos sudorosos nos movemos en armonía y libertad, emanando endorfinas, conexión, «Beat 54, (All good now)» nos da un respiro para romper la dinámica. A continuación, nos sorprenden con «Problemz»; tema nuevo que apunta que lo han vuelto a hacer, ser grandiosos, nos encarrilan de nuevo, y ¡oh sí! «Julia» nos vuelve a transportar de nuevo al cielo, y así ya sin parar hasta el final, «Romeo», «Bonnie Hill», «Happy man», «Smile», «Truth», «Lucky I got what I want», «Fire», «What d’you know about me?», «Time», «Casio», «Busy earnin’» y «Good times» para cerrar, ¡vamos que si los fueron good times!, esos y los que vinieron después compartiendo con los compañeros de baile que teníamos alrededor, Ben, el fotógrafo oficial de Jarvis y toda su maravillosa comitiva, qué seres de luz ellos, nosotros, todos, qué placer de noche, pues sí Tomavistas, has sido casi un diez.

Texto: Eve AndtheApple

Primera crónica del Tomavistas en este enlace.