Las primeras veces siempre tienen algo especial; pueden ser buenas o malas, excitantes y emocionantes o decepcionantes y aburridas, pero una cosa es segura, siempre te acuerdas de ellas y se quedan grabadas a fuego en tu memoria y recuerdos. Profundizar una vez más en la música de Sigur Rós es lógico, no dejan de ser el grupo de post rock más influyente e importante de los últimos 25 años y tiene su parte positiva, hay un mundo maravilloso por descubrir ante cada nuevo acercamiento a ellos y escucha de su discografía. Sigur Rós actuó en la capital madrileña el pasado jueves día 29 de septiembre después de más de cinco años de ausencia. Jónsi y Georg Holm, fundadores de la banda hace más de 30 años, y el recuperado multi-instrumentista Kjartan ‘Kjarri’ Sveinsson que, recordemos, salió del grupo en el 2013, dieron el segundo concierto de su gira europea en Madrid ante 4.500 personas. Era mi «primera vez” ante ellos y estaba expectante, con ciertos nervios y emoción. Solamente con notar la mitad de las sensaciones que me causan cuando los escucho en casa, me parecía suficiente a priori.

Diez minutos después de las nueve de la noche suenan los acordes de «Untitled #1 Vaka», y Jónsi canta; comienza el viaje. Continúan «Untitled #2 FYRSTA» y «Untittled #3 SAMESKETY», tres canciones de su disco «()», el de los temas con una especie de apodo en vez de títulos, cantadas en el idioma inventado por la banda que llaman Vonlenska, traducido como Hopelandic: una mezcla entre «hope» y la palabra en islandés Icelandic. Y de repente, con solo tres canciones todo el Wizink- en un silencio pocas veces visto- entró en una conexión íntima con el mundo creado por la banda islandesa. Un mundo experimental sustentado en la voz en falsetto de Jónsi y el uso del arco del violín para hacer sonar su guitarra; los teclados y secciones de viento que conformaron un sonido emocional, místico y épico. Y allí estaba “Mi primera vez”, volando sobre inmensos parajes islandeses adornados con impresionantes auroras boreales. La primera parte del concierto fue la más sensible e intimista. Aparte de los temas mencionados, sonaron canciones como «Svenfn-g-engalar» o «Ný batterí». Como adelanto del nuevo disco que va a salir este año, tocaron «Gold 2″, una canción alineada con los Sigur Rós más cercanos e introspectivos. El punto álgido de esta primera parte fue cuando el grupo islandés hizo sonar los acordes de «Untitled 7 -Dauðalagið», una canción de doce minutos donde la mágica voz de Jónsi, literalmente, te cala hasta los huesos y te machaca el corazón. Antes de empezar el segundo acto tras 15 minutos de parada; descanso necesario después de la hora y cuarto tan intensamente vivido ,“Mi primera vez” empezaba a dibujarse como especial e inolvidable. La segunda parte del concierto fue menos ambiental y más cañera, sonando temas imprescindibles de la banda como «Glósóli», recomiendo que no os perdáis el video oficial de la canción, «Sæglópur» o «Festival» donde vimos al cantante entregadísimo incitando a la gente a expresarse dando palmas, cantando, bailando o lo que sintiese. La comunión entre la banda y el público fue total, formando un solo ente que pocas veces he visto y sentido ante la música en directo. Para acabar el concierto, la banda tocó la contunde e intensa «KveiKur», y «Untitled #8 – Popplagið», tema con el que suelen cerrar sus sets desde hace tiempo. Mi mágica primera vez será recordada para siempre y cumplió ampliamente las expectativas. Fue un mundo descubierto en directo; y lo mejor de todo, un mundo aún por conocer.

Texto y fotos de PGB