«Matangi /Maya /M.I.A» no es un documental al uso sobre una estrella de la música contemporánea. Tal vez, porque las vivencias y orígenes de Mathangi Arulpragasam (conocida artísticamente como M.I.A., acrónimo de Missing In Action) no lo sean, un documento sobre ella pedía una visión personal y poderosa, por lo que Steve Loveridge opta por poner el foco en los aspectos menos frívolos y previsibles de la vida y obra de su última etapa de «éxito». Y cuenta, recopilando decenas de vídeos caseros que ella misma se encargó de grabar desde temprana edad, sus contradiciones vitales derivadas del contraste entre la popularidad que vivió a partir de la publicación de su segundo disco «Kala» (2007), dedicado a su madre, y el momento en que una M.I.A. veinteañera visita la tierra de su familia, Sri Lanka, buscando su identidad y sus raíces.

MIA de Ceilán a Nueva York

La vida de la compositora da para una serie televisiva de seis temporadas: su padre, Arul Arulpragasam, fue el fundador de la organización armada llamada “los Tigres de Tamil Eelam”, que en los años 70 reclamaba un estado independiente para la minoría tamil de Sri Lanka. El grupo rebelde llegó a ser declarado como formación terrorista a nivel mundial, lo que produjo un temprano éxodo de la madre de Matahngi junto a su tres hijos hacia la India, primero, y hacia Londres, después, bajo el paraguas de refugiados políticos. Interesada por la realización audiovisual, estudia Bellas Artes y conoce, por mediación del cantante de Blur, a Justine Frischmann de Elastica y se convierte en una colaboradora habitual encargada de hacer algún video y de grabar la gira de conciertos de la banda británica. En 2004, MIA lleva una maqueta a la prestigiosa discográfica de XL Recordings (hogar ocasional de las obras de Prodigy, Radiohead, Vampire Weekend, Sigur Rós o The xx, entre otros) que se traduce en la publicación al año siguiente de «Arular». El álbum, dedicado a la figura de su padre, se compuso con una caja de ritmos y un Roland 505 que le prestó su amiga de Elastica y contó con la ayuda del DJ y productor americano Diplo. Tres años después publica «Kala» que incluía el bombazo de «Paper Planes», con ese riff sampleado robado de la canción “Straight to Hell” de los Clash que denunciaba con ironía y virulencia la hipocresía y los estereotipos creados en torno a los inmigrantes que huyen despavoridos a países occidentales que acogen inmigración con el ceño fruncido: «Todo lo que quiero hacer es ¡bang bang bang! … y llevarme tu dinero».

M.I.A. buscando sus raíces

El documental describe, en ese ir y venir de saltos temporales los dos momentos importantes pero antagónicos de la cronología de M.I. A., el reencuentro con sus orígenes, las conversaciones con sus hermanos y con su padre que la llevaron a ser acusada por algunos medios de complicidad con el terrorismo de Sri Lanka, y su vida en Estados Unidos como artista de éxito adorada por Madonna que, en 2014, la recluta para actuar juntas en la Super Bowl y, ante millones de espectadores, M.I.A. dedicó a los televidentes… una peineta. Los medios norteamericanos habían declarado la guerra a M.I.A., y la pintaban en sus crónicas como una pija casada con el heredero de las ginebras Seagram que se acordaba de «su pueblo» cuando le convenía. En 2010, molesta por los ataques de la CNN y de New York Times, editó «Born Free», tema de «MAYA» su tercer disco, acompañado de unas imágenes polémicas muy violentas que llegaron a ser calificadas de «apología del terrorismo» y censuradas.

https://www.youtube.com/watch?v=SizB9CyVrwg&t=3461s
El documental subtitulado al español

«Matangi /Maya /M.I.A» de Steve Loveridge es un documental muy interesante que refleja los aspectos más poliédricos de Mathangi Arulpragasam. Una compositora cuyo talento e inquietud por la creación músical nunca ha dejado de mirar en el retrovisor a su infancia atravesada por el impacto que generó el conflicto del gobierno ceilandés con la minoría tamil. Una mujer que expresa a cámara en las páginas de ese diario audiovisual que se propuso hacer desde muy joven que «en Sri Lanka me disparaban por ser una tamil y cuando llegué a Londres me escupían por ser una paki».