«La muela» (Aristas Martínez, 2021) de Rosario Villajos está en las librerías desde el pasado 17 de marzo. Hablamos con su autora que, además de escritora e ilustradora, publicó un trabajo musical en 2010 llegando a ofrecer directos en varias ciudades españolas. Al final de este diálogo os encontraréis una playlist con la banda sonora de «La Muela», una especie de guía musical del libro con artistas o temas mencionados explícitamente o intuidos de refilón durante la narración de su tercera novela, publicada tras «Face» (Ponent Mon, 2017) y «Ramona» (Mrs. Danvers, 2019).

Portada del nuevo trabajo de Rosario Villajos

«La Muela» habla sobre una joven que huye a Londres para olvidarse de la muerte de su padre. En el libro hay varias «menciones» musicales. Háblanos sobre ellas y de su significado dentro de la narración. Por cierto, sorprende el «cameo» de Leonard Cohen. ¿Opinas lo mismo sobre él que el personaje?

Con respecto a lo último, mentiría si dijera que pienso de forma muy diferente. Tanto al personaje protagonista como a mí nos gusta mucho Leonard Cohen como compositor, músico y poeta, pero nada más. En cuanto a las menciones de las que hablas, en el libro utilizo la muerte de artistas a los que admiro para marcar el tiempo de la narración. Por ejemplo, la muerte de Lou Reed, la de Amy Winehouse, Whitney Houston, etc.

La banda sonora de «La muela»

-Ese dolor bucal persistente, metáfora de otros suplicios recuerda a la que padecía el protagonista de la novela «Aflicción» de Russell Banks, de la que Paul Schrader hizo una película impresionante y dura con Nick Nolte de protagonista, ¿conoces alguna de las dos?


He visto la película, pero no creo que en este sentido la muela de la protagonista ocupe el mismo significado, aunque sí se utiliza como punto de inflexión donde todo comienza a pudrirse.

-Háblanos de tu experiencia musical, publicaste un disco en 2010 y has dado un montón de conciertos. ¿Lo has dejado definitivamente o volverás a los escenarios? De ser lo segundo, ¿en qué formato?


El disco era un encargo para «Cosmopoética 7» (2010). Empecé a dar conciertos en 1999 y después de Cosmopoética seguí tocando unos años más hasta que hice mi última aparición con un par de temas en una sala de exposiciones en Londres en 2014. De momento no me planteo volver a cantar en público, nunca disfruté de los directos tanto como de componer en casa. Supongo que en el fondo soy tímida. Me habría gustado dedicarme a escribir música para otras personas que tuvieran más carisma en el escenario.

Elena Medel con «Las Maravillas», Sara Mesa con «Un amor», «Ni siquiera los Muertos», de Juan Gómez Bárcena, «Panza de burro» de Andrea Abreu, «A corazón abierto» de Elvira Lindo, «Animales Feroces» de Manuela Buriel o «La cabeza a pájaros» de Marta Fernández-Muro han sido algunos de los libros que recomiendas publicados en 2020 ¿Cuáles esperas leer en este 2021?


Estoy ansiosa por leer lo próximo de Almudena Sánchez, María Bastarós, Elisa Victoria, Guillermo Alonso, Marta Jiménez Serrano, David Pascual y María Fernanda Ampuero, porque acaban de publicar sus libros o están a la vuelta de la esquina. Sé que van a salir más libros de autorxs que me llaman la atención y también que se me van a acumular las lecturas este año. Es cierto que el 2020 me dio la oportunidad de leer más, porque no tenía otra cosa que hacer aparte de trabajar y estaba cansada de las pantallas, pero no queremos un 2021 igual por mucho que nos guste la literatura, ¿verdad?


-Hemos visto en Instagram tu obra capilar, ¿tiene alguna relación con la escritura?


Creo que no. «Fueron los pelos» es un como un juego infantil, algo que hago desde que era pequeña, y que se ha convertido en un ritual que me reconcilia con mi propio cuerpo. No nos llevamos bien, así que, esos momentos en los que estoy calentita bajo la ducha y empiezo a ver lo que será un dibujo al poner los pelos sobre la losa, son de placer y agradecimiento al cuerpo que me ha tocado, o al menos a la cabellera que tengo, que aún es magnífica. Empecé a mostrarlos en Instagram porque estaba segura que más gente lo hacía, especialmente las mujeres de cabello largo, obvio. Al hacer la foto veía un contraste entre la belleza y el asco, que ahora que lo pienso, sí que tiene relación con la protagonista de mi libro, que se sabe hermosa, pero en ocasiones intenta repugnar a los demás. Dicho esto, creo que sí, que mis dibujos peludos tienen relación con mi escritura. Como ves, mi palabra no vale ni cinco minutos y mis textos son más avispados que yo.

(Entrevista presencial realizada con la autora el 12 de marzo por David de la Llave, Sandra Andrade y José Martín S).