El último proyecto de Danny Boyle («Trainspotting», «La playa», «28 días después» o «Slumdog Millionaire») consiste en una serie sobre los Sex Pistols, más concretamente en una adaptación televisiva de las memorias del que fuera guitarrista del mítico grupo británico: Steve Jones. Hasta que se estrene y podamos juzgar la visión que ha hecho Boyle sobre los Pistols, recordamos a la banda a través del documental que hizo el biógrafo audiovisual sobre los reyes no monárquicos del punk: Julien Temple.

Tenía que ser Julien Temple el que realizara este documento personal sobre Sex Pistols en los albores del siglo XXI. El director de la divertida “The Great Rock ‘n‘ Roll Swindle” (1980) ha sido el cronista, o uno de ellos, de la banda punk británica por excelencia. Temple utiliza imágenes de archivo del grupo y de su entorno, junto a otras del Londres de la época introduciendo al grupo en su contexto histórico, para confeccionar “The filth and the fury” (2000).
El documental de Temple cuenta el éxito y el ocaso de los Sex Pistols desde sus austeros comienzos en el Sheperd’s Bush londinense, hasta el directo en el Winterland Ballroom de San Francisco durante la gira americana que supuso el principio del fin del grupo.
Los inicios se remontan a comienzos de la década de los setenta. Steve Jones y Paul Cook se conocían desde el colegio y tenían ganas de tocar los instrumentos musicales que había robado Steve, el futuro guitarrista de los Pistols que contaba con algunos problemillas relacionados con la cleptomanía desde crío. Asiduos de la tienda de ropa situada en King’s Road propiedad de Malcolm McLaren y Vivienne Westwood, allí conocieron a Glen Matlock y a John Lydon, que acabarían siendo bajista y cantante del grupo, el primero de ellos sustituido a los meses por Sid Vicious por cuestiones de estética, más que de talento a las cuerdas. A partir de enero de 1976 comenzaron a tocar y sus seguidores crearon el Bromley Contingent, una especie de club de fanáticos de los Pistols con integrantes que copiaban su estética y que, en algunos casos, alcanzarían también popularidad años después dentro del punk o en alguna de sus vertientes, como Siouxsie Sioux en Siouxsie and the Banshees o Billy Idol en solitario.

Sid Vicious: mugre, furia y adicción

“The filth and the fury» muestra la inseguridad, disfrazada de sarcasmo hiriente, de Johnny “Rotten” Lydon al micrófono (rotten, “podrido”, por el aspecto de su dentadura), el desastre de los primeros ensayos o el “circo” en el que se convirtió la gira americana con problemas desde los aeropuertos “porque todos tenían antecedentes penales». Sorprende en esta crónica elaborada por Temple, los momentos de lucidez de Sid Vicious cuando es entrevistado, lejos de la imagen agresiva y tópica a la que suele ir asociado. “Una tragedia más que un músico” como se llegó a definir al bajista de la banda, muerto prematuramente en 1979. A finales del siglo XX y principios del actual, se produjeron conatos de resurreción de los británicos que atendían más a razones económicas que a motivos artísticos. «In it for the money».