Por fortuna, «Canto cósmico. Niño de Elche» (2021), no es un documento de narración cronológica con voz en «off» sobre un músico inquieto y diferente. Su realización evita el atajo y prefiere tomar el entorno vinculado a la vida y obra de su protagonista y, partir de ahí, para dibujar su silueta tomando imágenes y palabras que puedan aproximarse a la figura de Francisco Contreras Molina «Niño de Elche», otro músico flamenco como Morente que traspasa con curiosidad y valentía las fronteras de estilos musicales para transformarse como artista en un género en sí mismo. Un raro que renunció a los deseos de su padre de convertirse en una franquicia a lo Miguel Poveda porque eligió ahondar en el arte flamenco y en sus posibilidades inexploradas al aliarlo con otras músicas, con lo audiovisual y con la performance.

«Canto cósmico. Niño de Elche» supone un estudio sobre Niño de Elche filtrado a través de la personalidad del músico, una narración surgida de sus padres, de sus relaciones, de sus músicos, colaboradores y eruditos del personaje y del flamenco y aledaños. Estos instantes de interpretación de Francisco Contreras por otros, se alternan con momentos del Niño «en acción» y trabajando en el cante, una estructura recurrente en la hora y media de duración del documental, que desemboca en la conmovedora escena final en una habitación con el músico cantando a su madre a escasos centímetros de ella.
En este relato polifónico libre y sin corsés, escuchamos al sabio del flamenco Pedro G. Romero hablar sobre las complejidades de ese arte y de sus idilios y afinidades con otros, al escritor y filósofo Ramón Andrés expresar que el amor es silencio y ausencia de búsqueda, entramos en una peña flamenca donde se cita el «Omega» de Morente y Lagartija Nick y el impacto que provocó en la música del siglo veinte, o vemos a Angélica Liddell ofrecer una micro performance en un olivar mientras despluma un ave. Y es que lo performativo está en el tuétano de este documento, desde las piezas musicales de Niño de Elche cantando mientras golpea con un martillo el suelo, hasta su remate en ese momento en el que somos espectadores de un paso de semana santa nudista, en una «invocación a la atracción por el misterio» que enunciaría Val del Omar, otro de los prestigiosos cameos que ofrece «Canto Cósmico» a través de sus piezas fílmicas y una de las debilidades del retratado.

Francisco Contreras canta a su madre en una escena de «Canto Cósmico» (2021)

«El flamenco es una expresión artística sin identidad geográfica, sin origen y sin objetivo. Por eso es tan heterodoxo, tan bastardo y tan rico», dijo el Niño de Elche durante una entrevista de presentación de este documental. Una frase que también podría aplicarse a este «Canto Cósmico» realizado por Leire Apellaniz y Marc Sempere y a quien lo protagoniza.

José Martín S

La colaboración electrónica entre Niño de Elche y Sebastien Devaud (Agoria) para 2022